Lo que dice la arqueología sobre María Magdalena (Parte I)

Junio 25, 2024
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Rosaura Sanz
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Lo que dice la arqueología sobre María Magdalena (Parte I)

"Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús" (Lc 23:55)

Aquellos que han tenido la oportunidad de peregrinar a Tierra Santa, o aquellos que siguen fielmente las peregrinaciones virtuales y estas publicaciones, estarán acostumbrados a escuchar la frase: "Magdala, el lugar de nacimiento de María Magdalena", pero ¿qué nos dice la arqueología sobre este hecho?

Muchas veces me he encontrado con el deseo, por parte de algunos peregrinos, de comprobar el hecho del nacimiento de María Magdalena en el sitio arqueológico que excavamos. Aunque nos encantaría encontrar inscripciones con los nombres de los personajes de los evangelios, la realidad es que este tipo de descubrimientos arqueológicos son excepcionales o, más bien, raros y escasos. Vivimos en una época donde la información es comprobable, inmediata y muy accesible, pero la arqueología nos enseña a ser pacientes en la comprobación de los hechos y reconocer la necesidad de colaborar con otras ciencias y estudios para llegar a conclusiones veraces.

Para conocer más sobre el personaje de María Magdalena, necesitamos de la correcta lectura e interpretación de los evangelios, que son la mayor fuente de información sobre esta mujer. Entonces, ¿qué nos puede decir realmente la arqueología? Nos ayuda a comprobar la etnicidad que habitaba el sitio arqueológico, pero también puede ayudar a determinar el estilo de vida, costumbres religiosas y otros detalles sobre los pobladores de este sitio.

María Magdalena, el nombre con el que se conoce a esta mujer excepcional que siguió a Jesús de Nazaret, era una mujer de etnicidad judía que vivió en la Galilea del siglo I, en el pueblo de Magdala. Sabemos de ella gracias a las menciones en el Evangelio: Lucas es quien nos da la clave de su toponimia (es decir, de su nombre en relación al lugar de nacimiento o al lugar en el que habita o posee una tierra): "María, llamada Magdalena" (Lc 8:2). También sabemos que Jesús sacó de ella siete demonios (Lc 8:2 y Mc 16:9). Aunque este relato es bastante popular, en realidad no está descrito en ninguno de los dos evangelios; simplemente lo sabemos porque este hecho se relata como una oración secundaria agregada al nombre de María Magdalena: "María Magdalena, de quien había arrojado fuera siete demonios" (Mc 16:9).

Los cuatro evangelistas la mencionan al pie de la cruz de Jesús (Mt 27:55-56; Mc 15:40-41; Lc 23:49; Jn 19:25) y también la mencionan como testigo del sepulcro vacío (Mt 28:1; Mc 16:1-2; Lc 24:1-3; Jn 20:1-2). De todos ellos, probablemente el Evangelio de Juan es el más vívido, pues nos presenta un diálogo entre Jesús y María.

Si nos detenemos un poco a pensar, son muchas las menciones de esta mujer y en todas ellas se hace referencia a su toponimia o su procedencia de Galilea. Su nombre, María, en griego (Μαρία) o Miriam en hebreo (מִרְיָם), era un nombre muy común entre las mujeres judías del siglo I y su toponimia, Magdalena, en griego (Μαγδαληνή), hace referencia al pueblo de Magdala, que en hebreo (מִגְדַּל) y en arameo (מגדלא) significa "torre". Es gracias a Lucas que sabemos que se habla de la Magdala ubicada en Galilea, pues él describe: "Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús" (Lc 23:55) y no está relacionada con otros sitios arqueológicos que conservan la misma raíz (como algunos académicos han sugerido).

La evidencia de María Magdalena recae en la lectura y correcta interpretación del Evangelio y la relación con los sitios arqueológicos excavados e identificados hasta ahora. En la siguiente publicación intentaré explicar cómo es que la arqueología nos ayuda a identificar el sitio arqueológico como la "Magdala" de María y también, si es posible, las razones por las que una mujer como María puede ser conocida por su toponimia y no por otro nombre. Pero, por el momento, solo puedo decir que la arqueología es una ciencia auxiliar para conocer a este personaje y lo que conocemos hasta ahora no es definitivo.