Carta del Padre Juan (LXVIII)

Febrero 24, 2024
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P. Juan Solana L.C.
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Carta del Padre Juan (LXVIII)

"Parece que esta cuaresma Dios quiere que la vivamos como una gran escuela de oración."

Muy querida familia de Magdala, amigos y bienhechores:

Estamos ya embarcados en esta nueva aventura espiritual que llamamos Cuaresma. Cuarenta días que recuerdan el Éxodo del Pueblo de Israel desde la esclavitud hasta la libertad; desde la opresión hasta la Tierra Prometida; desde el no ser pueblo de Dios, hasta ser el Pueblo Elegido.

La Cuaresma ha sido un período de especial crecimiento en nuestra vida cristiana y para ello en toda la Iglesia se ofrecen experiencias de espiritualidad y oración. Desde ejercicios espirituales hasta retiros; pláticas cuaresmales; lecturas especiales, o ayunos… llegando hasta la muy recomendada confesión de nuestros pecados, para recibir la Comunión en la Pascua del Señor. Dios, a través de su Iglesia, va modelando nuestras almas y nos ofrece una multitud de medios para lograrlo. Pero es siempre Él, el autor y perfeccionador de todos los dones perfectos.

Este año Dios ha permitido varias coincidencias providenciales: El Papa Francisco nos ha convocado a vivir un año centrado en la oración, para prepararnos mejor al Año Santo Jubilar 2025, año en que la gracia de Dios va a ser derramada abundantemente a través de la indulgencia plenaria que nos purifica de todos nuestros pecados. Más adelante en nuestra peregrinación virtual hablaremos de las indulgencias…

Otra coincidencia preciosa es que este año “nos tocaba” ver el tema de la oración, cuarta parte del Catecismo de la Iglesia Católica, en nuestra serie de peregrinaciones virtuales. Además, en algunos mensajes recientes de la Virgen María desde Medjugorje nos urge la oración y la confianza y abandono en las manos de Dios.

ORACIÓN. Parece que esta cuaresma Dios quiere que la vivamos como una gran escuela de oración. Pero, lejos de ser una actitud de rezanderos, Dios quiere que le pongamos a Él en el centro de nuestra vida. Que el primer mandamiento de la Ley de Dios nos urja a ponerlo a Él como objeto de nuestros deseos y preocupaciones; que confiemos en Él, que recurramos a Él en nuestras luchas y necesidades.

Bastaría repasar un poco los niveles de nuestra vida cotidiana para reflexionar en la necesidad que tenemos de orar: nos urgen las necesidades del mundo y de la Iglesia universal; nos urgen nuestros países que a veces parecen zarandearse en los vaivenes de nuestra reciente historia; nos urge también nuestra familia, nuestras decisiones cotidianas, importantes y existenciales. Nos urge finalmente la necesidad de alabar a Dios, de agradecerle y bendecirlo por tantas cosas buenas que nos regala todos los días.

Pensemos por un momento en los trillones de sistemas que funcionan perfectamente para que, tanto el macrocosmos, como el microcosmos funcionen y nos ofrezcan la posibilidad de la vida. Contemplar y conocer una sola célula debería extasiarnos en oración, alabanza y agradecimiento.

Ya estamos viviendo nuestra peregrinación virtual de Cuaresma: Recorriendo la Tierra Santa de la mano de Dios. Ojalá que Dios derrame abundantes gracias en nuestros corazones. Esto es lo que Él más desea.

Sígannos en las redes sociales; pronto vamos a compartirles información importante para esta Pascua, para el Youthfest de este verano y muchas cosas más.

Recuerden que la figura de San José es central en el mes de marzo, con la fiesta de San José, esposo de María, celebrada el 19 de marzo.

Que Dios los colme de su amor.

Con un fuerte abrazo y nuestras oraciones,

P. Juan María Solana, L.C. y equipo de Magdala.