Domingo de Ramos en Jerusalén

Marzo 25, 2024
|
Rocío Ledesma, Voluntaria
Home
Journal
Domingo de Ramos en Jerusalén

"Jesús conocía lo que iba a ocurrir tras su entrada en Jerusalén, era consciente de que no sería fácil..."

Un año más Jerusalén se convierte el centro de encuentro de todos los cristianos que desean rememorar la entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa.

Las palmas, los ramos de olivo, los gritos de júbilo, los “Hosanna” entremezclados con cánticos de alabanza,  los bailes… demuestran que es un día de celebración, pero este año traemos algo en el corazón, la incertidumbre que provoca saber que no estaremos todos.

Una procesión de miles de personas, queda reducida a unos cientos, se siente la falta de peregrinos y de muchas comunidades y pueblos que por el conflicto actual no podrán llegar, pero el cristiano local de Tierra Santa tiene muy claro que es momento de alzar la mirada, de unirse y aclamar con fuerza al Señor y así lo demuestran en este camino de descenso desde Betfagé, en el Monte de los Olivos, hasta la entrada en Jerusalén.

Se siente la presencia de un Dios que mantiene a su pueblo en los momentos de desolación, de un Dios que mira, que observa y sufre con su pueblo, que acoge el dolor y la generosidad transformándolo en bendiciones.

Verdaderamente cada cristiano que se hizo presente en esa procesión estaba siendo como ese burrito que llevó a Jesús en ese camino hasta la entrada a la Ciudad Santa. Cada paso, cada baile, cada alabanza, cada canto era el Si que necesitaba nuestro Señor para proclamar al mundo que el Reino de Dios está aquí, que está en nosotros y  por eso estamos dispuestos a recorrer los caminos de Jesús aunque nos lleven a la Pascua, porque para nosotros solo hay un rey y sabemos que todo lo que ocurre alrededor que nos quita la paz no viene de Dios sino de esos falsos reyes con los que nos alienamos en el día a día.

Jesús conocía lo que iba a ocurrir tras su entrada en Jerusalén, era consciente de que no sería fácil, observaba a las personas que le aclamaban sabiendo que ellas mismas pedirían su crucifixión, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿qué llevaría en su corazón? Todo se lo entregaba a su Padre porque tenía la certeza que tras el camino de la cruz llegaría la gloria.

Igualmente nosotros sabemos que la resurrección nos llenará de esperanza, pero no olvidemos que nuestros hermanos de Tierra Santa están sufriendo en un camino que se hace cada vez más largo y pesado. Unámonos a ellos con oración, tengámoslos presente en nuestra vida, colaboremos con aquellas comunidades religiosas que permanecen en Tierra Santa y están sosteniendo a los cristianos en este momento y si nos es posible, volvamos a la Tierra Santa como peregrinos.

Cada  Viernes Santo la Iglesia hace un llamamiento a todos los cristianos del mundo para que apoyen los lugares santos  y mantengan a los cristianos de Tierra Santa. También nosotros te invitamos a que te unas este Viernes Santo a esta colecta en un momento de tanta necesidad.