Aquí, en este lugar hoy llamado la Ascensión, arriba del monte de los Olivos… el Señor convocó a sus discípulos cuarenta días después de su Resurrección. Cada uno con una experiencia diferente. Cuarenta días gozando y descubriendo a un nuevo Jesucristo. Así llegaron al monte donde Jesús les había citado. ¿Qué llevaría en el corazón cada uno de los discípulos?
Dice la Palabra en Mt 28 que al ver a Jesús unos dudaron y otros le adoraron, se postraron... ¿Qué habría de diferente en unos que en otros? ¿Por qué unos dudan, piensan, buscan respuestas y otros nada más ver a Jesús se postran? Pero lo importante es que a Jesús eso no le importó, sale al encuentro y se acerca a ellos. Una vez más podemos ver que es Jesús quién toma la iniciativa: Él les cita, les dice un lugar concreto, allí está esperando y al verlos llegar, se acerca.
Sólo Jesús sabía qué iba a pasar, los discípulos están a la expectativa, no entienden mucho de lo que ocurre, aunque Él ya lo había anunciado cuando le dijo a María Magdalena "No me toques, que todavía no he subido al Padre; pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios" (Jn 20,17) y en estos cuarenta días repitió este mismo anuncio en varias ocasiones, aunque, para el que lo escuchaba, era difícil de entender.
Con la Ascensión comienza una nueva forma de presencia de Jesús entre nosotros. Ese Jesús que caminó por Galilea, que multiplicó los panes, que resucitó a Lázaro, que expulsaba demonios, que acogía a los niños, que perdonó a la pecadora... ese Jesús que hizo presente el Reino en la tierra, es elevado al cielo. Y es importante que entendamos que es Dios quién eleva a Jesús al cielo, que Dios siempre está presente, que es Dios quien tiene el plan para nuestra vida, que a Dios no se le escapa nada de lo que ocurre, de lo que vivimos, de lo que sentimos porque es Dios y está siempre.
Jesús asciende a los cielos y lejos de dejar un vacío lo llena todo con una Presencia inmensa que ya no está limitada en el espacio y en el tiempo sino que se convierte en un Todo, ese Todo que nos regala la intimidad de Jesús con el Padre y así, con la autoridad de un Dios encarnado que regresa a esa unión definitiva, se nos entrega la misión de ser Reino en la Tierra, como lo fue Jesús, nuestro trabajo es ahora es custodiar ese Reino que se nos ha regalado y para ello no estamos solos "y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo" (Mt 28, 20).
Que este misterio de la Ascensión sea impulso en nuestra misión evangelizadora de contemplar a Jesucristo y evangelizar en el mundo, que por donde pasemos quede instaurado un pedacito de Reino, que esta presencia real de Jesús fortalezca nuestra fe para que lleguemos a ser también nosotros uno con el Padre.
Here, in this place now called the Ascension, atop the Mount of Olives, the Lord summoned his disciples forty days after his Resurrection. Each one had a different experience. Forty days, they were enjoying and discovering a new Jesus Christ. So they arrived at the mountain where Jesus had summoned them. What would each of the disciples carry in their hearts?
The Word says in Mt 28 that upon seeing Jesus, some doubted, and others worshipped and prostrated themselves. What would be different in some than in others? Why do some doubt, think, and seek answers, and others just prostrate themselves upon seeing Jesus? But what's important is that to Jesus, that didn't matter; he went out to meet them and approached them. Once again, we can see that it's Jesus who takes the initiative: He calls them, tells them a specific place, there he is waiting, and upon seeing them arrive, he approaches.
Only Jesus knew what was going to happen; the disciples were expectant, and they didn't understand much of what was happening, although He had already announced it when he said to Mary Magdalene, "Do not hold on to me, for I have not yet ascended to the Father; but go to my brothers and say to them, 'I am ascending to my Father and your Father, to my God and your God'" (Jn 20:17). During these forty days, he repeated this same announcement several times. However, it was difficult for the listener to understand.
With the Ascension, a new form of Jesus' presence among us begins. That Jesus who walked through Galilee multiplied the loaves, raised Lazarus, expelled demons, welcomed children, forgave the sinner... that Jesus who made the Kingdom present on earth is elevated to heaven. We need to understand that it is God who elevates Jesus to heaven, that God is always present, that it is God who has the plan for our lives, that nothing escapes God of what happens, of what we live, of what we feel because God is God and He is always there.
Jesus ascends to heaven, and far from leaving a void, he fills everything with an immense Presence that is no longer limited in space and time but becomes All, that gives us the intimacy of Jesus with the Father and, thus, with the authority of an incarnate God who returns to that definitive union,we are given the job of being His Kingdom on Earth, as Jesus was, our job now is to safeguard that Kingdom that has been given to us and for that, we are not alone, for He says "and behold, I am with you always, to the end of the age" (Mt 28:20).
May this mystery of the Ascension be an impulse in our life to contemplate Jesus Christ. May this real presence of Jesus strengthen our faith so that we may also become one with the Father.
Descubre más artículos de esa categoría