El pasado 15 de enero, el Papa Francisco se reunió con los miembros del Studium Biblicum Franciscanum quienes celebraron su centenario de haber sido formados. Esta es la Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología de la Pontificia Universidad «Antonianum» en Roma.
«La situación actual de Tierra Santa y de los pueblos que la habitan nos implica y nos duele. Debemos rezar y actuar incansablemente para que esta tragedia termine». Esta fue la exhortación del Papa Francisco a los hermanos franciscanos durante la audiencia.
Los franciscanos tienen un llamado muy especial en Tierra Santa, la cual es custodiar los «lugares de nuestra Redención» y no sólo son custodios de los Lugares Santos sino también de la palabra de Dios. Es por eso que buscan rezar y actuar por todos los hermanos que lo necesiten.
Cristo también te hace este llamado y es por medio de la oración que entramos en una relación de amor con el Padre. Una relación que no se guarda para sí misma sino que llega a plenitud haciéndose fruto en el prójimo.
No dejemos de pedir por la paz en Tierra Santa y especialmente por aquellos que más necesitan de nuestra oración. Desde Magdala seguimos pidiendo por los que siguen sufriendo en Tierra Santa a causa de la guerra que actualmente se está viviendo y que afecta a tantos. Permanezcamos fieles en la oración. No nos cansemos de insistirle a nuestro Padre. Puedes unirte a nosotros en esta intención, participa en nuestra misa diaria aquí.
Pero ahora, ¿cómo hacer una buena oración? La buena oración no se mide por las técnicas que apliquemos o cuántas oraciones nos sepamos de memoria. Una buena oración es la que te lleva a tener un encuentro con Cristo y que poco a poco va configurando el corazón como el suyo.
Si quieres aprender más acerca de la oración, te invitamos a que durante esta Cuaresma, te unas a la Peregrinación de la Oración, donde nos sumergiremos en la riqueza de la oración y exploraremos su importancia. Puedes unirte a la peregrinación aquí.
Que esta Cuaresma sea un camino de preparación que nos ayude a contemplar más la palabra de Dios, a saborearla, a reflexionarla y dejar que su mensaje permee en nuestras acciones para así glorificar a Dios con nuestra vida.»
