En este capítulo, los Reyes Magos llegan al imponente palacio de Herodes, el tirano y opresor que buscaba imponer su poder y valía como el "rey de los judíos", un título otorgado por el imperio romano. Sin embargo, los magos no buscan al rey terrenal, sino al verdadero Rey de los judíos, el que ha sido anunciado por las Escrituras.
La llegada de los magos a Jerusalén causa gran revuelo, y toda la ciudad se entera de que han venido a buscar a otro rey, lo que pone en peligro el poder de Herodes. A pesar del peligro y la amenaza, los magos mantienen firme su fe en las Sagradas Escrituras que han conocido, confiando plenamente en que Dios los está guiando hacia el verdadero Rey, el Príncipe de la Paz, quien está destinado a ser ofrecido como los corderos en el Templo para traer esperanza a nuestras vidas y cuya y muerte y sacrificio se simboliza con la Mirra.
Este episodio nos invita a reflexionar sobre cómo, en medio de las amenazas y dificultades, la fe y la certeza en las promesas de Dios nos fortalecen para seguir adelante en nuestra búsqueda de la verdadera luz.