Vida Cotidiana Parte II: "Danos hoy nuestro pan de cada día"

¿Cómo se hacía el pan en la antigüedad?

Rosaura Sanz Rincón

|

26 febrero, 2025

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¿Cómo se hacía el pan en la antigüedad?

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Vida Cotidiana Parte II: "Danos hoy nuestro pan de cada día"

El pan es el alimento por excelencia. En el evangelio, en palabras de Jesús, el mismo se simboliza con el pan: "Yo soy el pan de vida" (Jn. 6:35), o cuando enseña a sus discípulos a orar con la frase "Danos hoy el pan de cada día" (Mt. 6:11, Lc. 11:3).

Pero, ¿cómo se hacía el pan en la antigüedad? Aunque el proceso parece sencillo, en realidad puede ser bastante elaborado, y aquellos que han horneado pan saben a qué me refiero. Sin embargo, en el mundo antiguo hay que agregar un paso adicional: moler el grano.

El proceso de molienda consistía en colocar los granos sobre una piedra, aplastándolos ejerciendo presión y fuerza con otra piedra hasta obtener un polvo fino: la harina. En procesos a gran escala, generalmente se utilizaba un molino. Estas instalaciones contaban con la "tecnología" que permitía acelerar el proceso de molienda a una escala mayor, estas pueden ser manuales rotatorios o de tracción animal. Probablemente, el ejemplo más conocido del manual rotatorio es el de la panadería de Pompeya. Piedras de molienda muy similares han sido encontradas en Galilea y en Magdala.

A pequeña escala, como en la producción doméstica, el grano se molía con "piedras de molienda", similar a los procesos artesanales contemporáneos. En Galilea se han encontrado varios de estos tipos. Aquí sólo describiré tres:  

La primera es una piedra alargada colocada en el suelo, sobre la cual se ejercía presión con una "mano" o "muela", es decir, una piedra más pequeña que se acomodaba en la mano para poder ejercer fricción. El movimiento consistía en llevar los granos hacia adelante y hacia atrás hasta obtener la harina. El segundo tipo consiste en cuencos de piedra en los que, con una mano más alargada, se aplastaban los granos mediante movimientos de arriba hacia abajo o circulares. El último tipo es un híbrido entre los dos anteriores: cuencos elevados, generalmente con tres soportes tallados y una superficie plana con un ligero borde que permite moler el grano sin que el producto se desborde.

Las actividades culinarias, y especialmente la producción del pan, estaban reservadas para las mujeres. A lo largo de la historia y en la historia del arte, hemos visto esta figura femenina trabajando el grano, como se refleja en las figurillas egipcias. El mundo bíblico no es la excepción;  el evangelio también describe esta actividad femenina en un contexto un poco más escatológico: "Habrá dos mujeres moliendo juntas; una será tomada y la otra dejada" (Lc. 17:35, Mt. 24:41).

Otra mención de estas piedras es: "Si alguien hace que uno de estos pequeños que creen en mí caiga en pecado, sería mejor para esa persona que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar" (Marcos 9:42). Una tradición popular  entre las peregrinaciones a Galiela es la de visualizar este pasaje con los molinso de tracción animal (que son más grandes), sin embrago, no sabemos excatamente que imagen es la que el autor del evangelio quería generar en sus lectores.  

Estos pasajes nos invitan a profundizar en la relación entre la realidad tangible del evangelio y las vivencias diarias de los habitantes de la antigua Galilea y de  Magdala.  

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