Muy querida Familia de Magdala:
El pasado 9 de octubre llegué a Israel y me dirigí directamente a Notre Dame de Jerusalén para asegurarme de que nuestro equipo, los voluntarios y nuestra comunidad religiosa estuvieran bien. Después de haber verificado que todos estaban a salvo y de ponerme al día con los asuntos pendientes, finalmente viajé hacia Magdala.
Fue un viaje lleno de emociones encontradas. Por un lado, sentí una gran alegría y gratitud por los casi cuatro meses que pasé entre España y México, donde viví innumerables bendiciones que Dios, en su misericordia, me permitió llevar a cabo a través de mi sacerdocio. Pude administrar casi todos los sacramentos y predicar el Evangelio en muchas ciudades. La liturgia de ayer nos recordaba que “La Palabra de Dios es viva y eficaz…” y esa misma Palabra pude compartirla en tantos lugares. Además, sentí nuevamente la belleza de los lazos de familia, amistad y apostolado que me unen a tantas personas. ¡Bendito sea Dios por ello!
Por otro lado, sentí la incertidumbre de viajar hacia una situación peligrosa e inestable. Las noticias de las últimas semanas han sido preocupantes. Me levanté temprano para evitar el tráfico, pero un accidente en la carretera apenas saliendo de Jerusalén retrasó mi viaje varias horas. Finalmente, llegué a Magdala a media mañana, desayuné y comencé una intensa jornada para ponerme al día con todos los asuntos que se habían acumulado durante mi ausencia.
Al llegar, fue inmensamente tranquilizador encontrar a nuestros huéspedes de estos últimos meses de Kibbutz Yiron, serenos y alegres. Me recibieron con saludos, abrazos y besos, como si fuéramos amigos de toda la vida. Y con nuestros empleados fue como un reencuentro familiar después de semanas difíciles para ellos. En medio del conflicto, las perspectivas cambian, y se valoran de una manera nueva las cosas, la vida y los afectos.
La situación en Tierra Santa sigue siendo delicada e incierta. Aquí, muchos ponen sus esperanzas en las elecciones estadounidenses como un posible punto de inflexión. ¡Esperemos que así sea! Vivimos en un mundo globalizado y este evento, sin duda, trae consigo una chispa de esperanza.
Un Agradecimiento Profundo por su Apoyo
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento por el increíble apoyo que hemos recibido de nuestra querida Familia de Magdala a través de nuestra campaña "Gota a Gota". La generosidad y el compromiso de cada uno de ustedes han sido verdaderamente una bendición para nosotros en estos tiempos difíciles. Sus contribuciones y oraciones son como gotas de agua que, juntas, crean un mar de esperanza y nos permiten continuar nuestra labor aquí en Magdala. ¡Gracias de corazón!
¡Arranca Nuestra Nueva Peregrinación Virtual!
Es con gran emoción que lanzamos hoy nuestra nueva peregrinación virtual titulada "Recorriendo la Tierra Santa de la mano de San Lucas." A diferencia de nuestras peregrinaciones anteriores, este formato será más continuo y profundo, llevándonos semana a semana por los caminos de la Palabra de Dios y los escenarios de Tierra Santa. En lugar de un recorrido rápido e intenso, esta peregrinación seguirá un ritmo constante, como una suave lluvia de gracias que nos permitirá absorber cada enseñanza, cada experiencia, a su tiempo. Comenzaremos con el primer domingo de Adviento, y el Evangelio de San Lucas será nuestro guía en este ciclo litúrgico C que nos acompañará hasta el próximo año.
Estamos seguros de que esta experiencia será un encuentro profundo con Dios, lleno de inspiración y renovación espiritual para todos los que nos acompañen.
Renovamos Nuestra Invitación a Apoyar a Magdala
En estos tiempos desafiantes, seguimos necesitando el apoyo continuo de nuestra Familia de Magdala. Les invitamos nuevamente a que, si es posible, consideren hacer una donación mensual para ayudarnos a mantener viva nuestra labor aquí en Tierra Santa. Tal como en el riego por goteo, cada pequeña aportación—financiera o en forma de oración—se suma y crea un impacto profundo que nos ayuda a mantener Magdala como un lugar de renovación espiritual para todos.
Que Dios los bendiga y les conceda abundantes gracias en este nuevo camino.
P. Juan María Solana, L.C. y el equipo de Magdala
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