Hemos conocido a varios autores del s. XIX que hablan del miserable villorrio que ocupaba el lugar de la otrora bulliciosa Magdala: aquella aldea que para Ulrich Seetzen fue refugio ante los bandidos, y, para el místico Solomon Malan, fuente de inspiración. Pero, ¿quiénes eran los habitantes de esta aldea?
Poco sabemos al respecto. Corre la noticia de que entre los ss. XVIII y XIX se asentaron allí algunos campesinos (felahin) provenientes de Egipto. Conder y Kitchener, en su Survey of Western Palestine (1881), dicen sobre el-Mejdel: “Pueblo de barro y piedra que tiene 80 musulmanes, situado en una llanura de suelo parcialmente cultivable; no hay huertos”. Un censo de 1887 atribuye a el-Mejdel 170 almas. Y, cuando el sacerdote y arqueólogo franciscano Bellarmino Bagatti visitó la aldea en 1935 contaría unos 300 habitantes, todos ellos familiares directos —nueves esposas, yernos y nueras, hijos y nietos— del cacique del pueblo.
Ya entrado el s. XX, más precisamente en 1910, llegaron a la región algunos judíos que huían de los pogromos rusos, y a 2 km al norte de la aldea árabe fundarían una pequeña hacienda agrícola: la Finca Moscú. Con el tiempo esta finca llegaría a convertirse en un pueblo que, en honor de la antigua Magdala, llamarían en hebreo Migdal, y que perdura hasta el día de hoy.
Descubre más artículos de esa categoría