Niqai, el escriba de Magdala

"Tengo la impresión de que nunca llegaremos a saber con exactitud quién fue este tal Niqai"

P. Cristobal Vilaroig L.C.

|

28 de mayo, 2021

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Niqai, el escriba de Magdala

"Tengo la impresión de que nunca llegaremos a saber con exactitud quién fue este tal Niqai"

P. Cristobal Vilaroig L.C.

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Magdala en la Historia
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Niqai, el escriba de Magdala

Antiguos escritos judíos hablan de un tal Niqai, que fue escriba de la sinagoga de Magdala en el s. II d.C. Según algunos, era un judío ejemplar: cada viernes por la mañana viajaba de Magdala a Jerusalén, daba una clase sobre las Escrituras en el Templo, y luego regresaba a Magdala antes de ponerse el sol para observar el inicio del sábado. Sin duda, recorrer más de 300 kilómetros en un día requiere algo más que mucho celo por la Ley: un auténtico milagro.

Sin embargo, otros textos no esconden su antipatía por este personaje. Se cuenta que el famoso rabino Simón Bar Yojai purificó la ciudad de Tiberiades. Como aquella ciudad estaba edificada sobre un cementerio, la Ley prohibía a los judíos habitar en ella, pero Bar Yojai buscó y desenterró cada uno de los cadáveres, dejando Tiberiades apta para vivir. Al parecer, Niqai no se creyó mucho esta historia, así que, un día que Bar Yojai pasó por Magdala, el escriba de la sinagoga le dijo: “Así que has purificado Tiberiades, ¿eh? ¡Pues dicen por ahí que todavía se ha encontrado algún cadáver!”. A lo que contestó Bar Yojai: “Yo lo hice por inspiración del Espíritu Santo, pero a ti no te vi ayudándome”. Al escuchar estas palabras, Niqai se convirtió en una pila de huesos.

Tengo la impresión de que nunca llegaremos a saber con exactitud quién fue este tal Niqai. Lo que sí sabemos es que en el s. II, después de la destrucción de la sinagoga que conoció Jesús, en Magdala había ya otra sinagoga, y que su escriba sería recordado por las fuentes judías, para bien o para mal.

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