Peregrinos en tiempo de las cruzadas

"¡Mira, la ciudad de la Magdalena!"

P. Cristobal Vilaroig L.C.

|

23 de agosto, 2022

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P. Cristobal Vilaroig L.C.

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Magdala en la Historia
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Peregrinos en tiempo de las cruzadas

Durante la época cruzada, los peregrinos siguen pasando por Magdala. Un autor anónimo escribe una guía de Tierra Santa en 1130, titulada De Situ Urbis Ierusalem, y dice: “A dos millas de Genesaret, está Magdalum, de donde venía María Magdalena, y a dos millas de Magdalum, está la ciudad de Cinéret, que es Tiberiades”. Igual de escueto en su descripción es un sacerdote de Wurzburgo llamado Juan (Descriptio Terrae Sanctae, ca. 1165).  

Otro autor, llamado Teodorico, refiere en su Libellus de Locis Sanctis (1172) un dato curioso: “En el lado occidental del Mar de Galilea, desde el acantilado de cierto monte se extiende la llanura de Genesaret, la cual, como está rodeada de colinas por todas partes, se dice que genera sus propias corrientes de aire por sí misma, no mediante la fuerza de vientos externos”. No está muy claro qué quiere decir Teodorico, pero quien ha pasado un tiempo en Magdala sin duda se preguntará si no estará hablando de los tórridos vendavales veraniegos que soplan toda la tarde.  

Terminamos con el higúmeno ruso Daniel Palomnik, que escribe hacia el 1113: “Aquí se ve actualmente una iglesia consagrada a los santos apóstoles. Cerca está la casa de santa María Magdalena, donde fue librada por Jesús de siete demonios que la asediaban. Este lugar se llama Magdalea”. No sabemos si el buen abad se confundió, o si para entonces los cristianos veneraban dos lugares (una iglesia y la casa). Lo cierto es que, en tiempos de los cruzados, los peregrinos pasaban junto a Magdalum, lo señalaban y decían: “¡Mira, la ciudad de la Magdalena!”

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