Durante 7 meses las hermanas Madeline y Marie Elise emprendieron un peregrinación a pie desde Francia hasta Tierra Santa. Lo que comenzó como un llamado, continuó como un camino de fé para estas dos hermanas cuyo objetivo era: seguir el llamado de Dios en sus vidas y conocer los lugares santos donde Jesús caminó. El viaje comenzó desde Francia marcando rumbo a Austria, Alemania y bajando hacia los Balcanes en Turquía y Chipre hasta llegar a Israel. Una vez alcanzado el logro de pisar la Tierra Santa su recorrido envolvió una serie de lugares como Jerusalén, Belén, Nazareth y concluir en Galilea concretamente en Magdala. La experiencia de caminar por los mismos lugares  que alguna vez recorrió Jesús se convirtió en un catalizador para un profundo crecimiento espiritual de ambas.

A lo largo del camino, las hermanas encontraron numerosos retos a los que se enfrentaron por más de 200 días. Uno de los mayores desafíos del viaje fue experimentar la fidelidad de Dios de una manera tangible ya que a pesar de no contar con muchos recursos, las hermanas nunca pasaron hambre ni tuvieron que preocuparse por su seguridad. En cada paso del camino, se encontraron con personas generosas y lugares de acogida que les ofrecieron comida y alojamiento. Esta provisión constante fue una clara señal de la mano de Dios guiándolas y cuidándolas y mencionan que "Siempre había una puerta abierta, una mesa servida, y una cama para descansar," compartieron las hermanas. "Dios cumplió Su promesa de cuidar de nosotros. Nunca nos faltó nada”. Sin embargo, estos momentos difíciles se transformaron en lecciones de paciencia y confianza plena en su relación con Dios que fructífero en el crecimiento mutuo en medio de las pruebas que las unió más que nunca, recordándoles constantemente la importancia de apoyarse en Dios y en una a la otra.

Esta peregrinación no solo fue una prueba física y emocional, sino también una oportunidad para fortalecer la fe y la confianza en Dios. Las hermanas aprendieron a ver cada desafío como una bendición y cada momento de duda como una oportunidad para crecer más cerca de Cristo. Este viaje de siete meses transformó sus vidas de maneras inimaginables, reafirmando su fe y renovando su espíritu.

El testimonio de Madeline y Marie Elise nos recuerda que, cuando confiamos plenamente en Dios, Él siempre provee y la fe nos llevará a lugares extraordinarios que nos ayudará a superar cualquier obstáculo en nuestras vidas.