Los Misterios Gloriosos se rezan los miércoles y domingos y relatan la Resurrección y los episodios posteriores que celebran la victoria sobre el pecado y la muerte, así como la exaltación de Jesús y de María.

Primer Misterio Glorioso: La resurrección del Hijo de Dios

"El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: '¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado'' (Lc 24, 1-6).    

La tumba está vacía. Jesús ha vencido a la muerte y nos trae la esperanza de la vida eterna. Su resurrección es la victoria sobre el pecado y la muerte. Este misterio nos invita a vivir con la alegría de la resurrección en nuestro corazón, sabiendo que el amor y la vida que Jesús nos ofrece son más fuertes que cualquier oscuridad. Al contemplar este momento, renovamos nuestra fe en la victoria de Cristo y en la transformación que su resurrección realiza en nuestras vidas.

Segundo Misterio Glorioso: La Ascensión del Señor al cielo

"El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios" (Mc 16, 19).

Desde el Monte de los Olivos, Jesús asciende al cielo, prometiendo que no nos dejará solos, sino que enviará al Espíritu Santo. Aunque se va físicamente, su presencia continúa en la Eucaristía, en la Palabra y en el Espíritu. Al contemplar este misterio, afirmamos nuestra fe en su retorno glorioso y en la esperanza de la vida eterna.

Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo

"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse" (Hch 2, 1-4).

En el Cenáculo, el Espíritu Santo desciende sobre los apóstoles, llenándolos de fortaleza y sabiduría. Ellos salen a anunciar el Evangelio con valentía. Nosotros también hemos recibido el Espíritu dejemos que ese Espíritu Santo actúe en nuestra vida y nos guíe para ser testigos de Cristo en el mundo.  

Cuarto Misterio Glorioso: La Asunción de María al cielo

"Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque el Señor ha hecho obras grandes en mí" (Lc 1, 48-49).  

María, al final de su vida terrenal, es asunta al cielo en cuerpo y alma. Ella, que fue fiel a la voluntad de Dios desde la Anunciación hasta la Cruz, es llevada a la gloria celestial. Contemplamos a María como nuestra Madre y modelo, que intercede por nosotros desde el cielo.  

Quinto Misterio Glorioso: La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado

"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza" (Ap 12, 1).

María es coronada como Reina del Cielo y de la Tierra, la madre gloriosa que reina junto a su Hijo. Su coronación nos llena de esperanza, sabiendo que, como hijos de Dios, estamos llamados a participar con ella de la gloria en el cielo. Al contemplar este misterio, recordemos que nuestra verdadera patria está en el cielo.

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